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18 de septiembre de 2025

Cuando el silencio pesa:

Una carta sobre la depresión

Hay días en que el sol parece olvidarse de entrar por la ventana. Otras veces sentimos como si las estrellas estuviesen iluminando hacia el lado opuesto de nosotros. No es que esté nublado afuera, ni que la noche sea demasiado oscura: es que algo dentro de nuestra mente y nuestras emociones se ha nublado. El cuerpo se mueve, pero el alma no avanza. El café se enfría sin tomarse. El espejo no devuelve nada. Y el silencio... pesa.

La depresión no siempre grita. A veces se disfraza de cansancio, de apatía, de una sonrisa que no llega a los ojos. Y otras veces, somos nosotros mismos quienes la disfrazamos. Aprendimos a sonreír para no preocupar a los demás, a decir “todo bien” cuando por dentro algo se rompe. Nos volvemos expertos en ocultar lo que sentimos, como si mostrarlo fuera una carga para otros. No es solo tristeza. Es una ausencia. Es estar rodeado de gente y sentir que no estás presente. Es mirar el calendario y preguntarse cómo se llegó hasta aquí.

Y a veces, la tristeza nace de la nostalgia. Últimamente he visto muchos reels que dicen: “Te despiertas y todo fue un sueño. Tienes 7 años. Es la cena de Navidad con tu familia.” Ese tipo de contenido nos toca en lo más profundo. Nos recuerda lo que fue, lo que ya no es, lo que tal vez nunca volverá.

Roque Schneider decía: “La distancia produce nostalgia, y la nostalgia es la ausencia presente de alguien.”

La distancia del tiempo pasado también produce esa nostalgia que nos hace traer al presente recuerdos que ya fueron. Están allí, a veces para hacernos sonreír, otras para lamentar lo que no hicimos.

La nostalgia puede ser dulce, pero también puede doler. Arrastrar el pasado, revivirlo sin procesarlo, puede hacernos sentir primero tristes… y luego, si no lo soltamos, esa tristeza se agudiza. Se convierte en depresión. Porque añoramos algo que ya pasó, o deseamos cambiar algo que no podemos.

Estar pasando por una depresión no se trata de debilidad. Se trata de una batalla silenciosa que muchos libran sin que se note. El cuerpo también habla: insomnio, fatiga, falta de apetito, irritabilidad, pensamientos oscuros. A veces, el cuerpo es el único que se atreve a decir lo que el alma calla.

Buscar ayuda no es un acto de debilidad. Es un acto de valentía. Hay caminos: terapia, medicación, comunidad, fe, arte. A veces, el primer paso es simplemente hablar. Decir “no estoy bien” puede abrir una puerta que parecía cerrada.

 

Cinco formas de acompañarte en la lucha contra la depresión

La depresión no se combate con fórmulas mágicas, pero hay gestos cotidianos que pueden abrir grietas en la oscuridad. Aquí comparto cinco formas que pueden ayudarte a reconectar contigo mismo:

1.  Camina, aunque sea lento

El cuerpo necesita moverse para que el alma respire. Una caminata diaria, aunque breve, puede ser un ritual de reconexión. El ejercicio libera serotonina, esa molécula que nos recuerda que aún hay luz.

2.  Escribe lo que pesa

Llevar un diario no es solo para poetas. Escribir lo que sientes, sin filtros, puede ayudarte a entenderte y liberar lo que te ahoga. A veces, al releer, descubres que has avanzado más de lo que creías.

3. Escucha música que te abrace

La música tiene el poder de tocar lo que las palabras no alcanzan. Hay que ser cuidadosos: evitar canciones que describan tristeza puede ayudarte a no hundirte más. Escucha melodías que te conecten con momentos de paz, o que simplemente te acompañen en el silencio y te inspiren a ser mejor.

4. Busca la naturaleza

Estar entre árboles, sentir el sol en la piel, escuchar el viento… todo eso nos recuerda que somos parte de algo más grande. La naturaleza tiene una forma de sanar sin decir nada.

5. Habla con alguien que te escuche

No estás solo. Hablar con alguien de confianza—un terapeuta, un amigo, un mentor—puede ser el primer paso para salir del aislamiento. Expresar lo que sientes es un acto de valentía.

Ritual de cierre

Esto lo aprendí de mi hermana. Ella siempre dice que, por muy nublado que parezca, en todos lados hay luz. Me recomendó encender siempre una vela para recordarme que incluso en la oscuridad hay fuego: fuego de amor, de amistad, de alguien que te quiere y desea que estés bien. O simplemente de alguien que anhela que ese mal momento que estás pasando termine pronto.

Recuerda que incluso en el silencio, hay memoria. Que incluso en la tristeza, hay posibilidad.

Y recuerda: no tienes que sonreír si no puedes. A veces, mostrarse vulnerable es el primer acto de sanación.

Si algo de esto resonó contigo, elige una de esas cinco formas como tu primer paso. No para curarte de inmediato, sino para comenzar a acompañarte a ti mismo con más ternura. Trátate bien. Porque si te miras sin piedad, reflejarás a una persona rota. La primera persona que debe preocuparse por ti… eres tú.

Gracias por leer. Gracias por seguir. Gracias por existir.

Con afecto,

Winston

 

 

Referencias

 

“Cinco Formas de Superar La Depresión (Para Adolescentes) | Nemours Kidshealth.” Edited by Lisa M. Buckloh, KidsHealth, The Nemours Foundation, Aug. 2022, kidshealth.org/es/teens/depression-tips.html.

Schneider, Roque, and María Antonieta Villegas. “Pequeñas Pero Grandes Cosas.” O Valor Das Pequeñas Cosas, 12th ed., San Pablo, Buenos Aires, 2005, pp. 50–50.

Uclahealth. “7 Health Benefits of Spending Time in Nature.” UCLA Health, 14 May 2025, www.uclahealth.org/news/article/7-health-benefits-spending-time-nature. 

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